Nació para Inspirar

M. Carmen Sallés: La Vida de una Mujer Dedicada a Dios y a la Educación


Vic, Barcelona - 9 de abril de 1848. María del Carmen Sallés y Barangueras vino al mundo en una familia cristiana y numerosa: fue la segunda de diez hermanos. En su hogar, la fe y el amor a la Virgen María eran fundamentales. Apenas a los 6 años, una noticia histórica marcaría su infancia: el Papa Pío IX proclamaba el Dogma de la Inmaculada Concepción de María, un hecho que, aunque aún no comprendido del todo por ella, dejó una profunda huella en su corazón.

Primeros Pasos en la Fe

A la edad de 8 años, la familia se mudó a Manresa, donde Carmen, que ya comenzaba a sentirse llamada por Dios, vivió experiencias que marcarían su vida. Fue allí donde hizo su Primera Comunión en 1858, y también donde tuvo el primer encuentro con lo que ella consideraba su verdadera vocación religiosa.

Con apenas 10 años, subió junto a sus padres y hermanos al Monasterio de Montserrat, donde sintió una llamada clara a dedicarse a Dios. A partir de ese momento, su vida tomaría un rumbo que cambiaría su historia y la de muchas otras personas.

Un Camino Vocacional Definido

A los 15 años, Carmen dejó la escuela, pero su compromiso con la fe no se desvaneció. Se unió a la Asociación de Hijas de María, y con 17 años intentó ingresar al convento de las Capuchinas. Sin embargo, la oposición de sus padres, quienes tenían otros planes para ella, la llevó a un período de reflexión y búsqueda. Fue entonces cuando decidió dejar atrás sus planes de matrimonio y optar por una vida completamente dedicada a Dios.

En 1869, comenzó su camino en la Congregación de Religiosas Adoratrices, pero una vez más sintió que Dios la guiaba hacia otro destino. Tras escribir a sus padres y contactar con el Fundador de las Terciarias Dominicas, fue admitida en el Noviciado, donde pronto comenzó a enseñar y a dedicarse a la educación.

La Educación, Su Gran Misión

Con una pasión y dedicación incansables, Carmen asumió grandes responsabilidades, entre ellas la dirección de una escuela gratuita en Vic, llamada "Escuela del Sagrado Corazón". Su labor era ofrecer educación a las niñas mientras sus madres trabajaban en las fábricas. En 1876, fue trasladada a Barcelona, donde comenzó a poner en marcha su visión educativa: enseñar no solo a las clases altas, sino también a las mujeres obreras.

A lo largo de su vida, M. Carmen fundó más de 13 "Casas de María Inmaculada", comunidades dedicadas a la enseñanza, y trabajó sin descanso para brindar a las niñas y jóvenes una educación integral que no solo cultivara su intelecto, sino también su corazón.

Fundación de la Congregación de Concepcionistas

El 15 de octubre de 1892, Carmen, junto a su compañera M. Candelaria, fundó la Congregación de Religiosas Concepcionistas en Burgos. Esta nueva comunidad nació con un propósito claro: seguir los pasos de la Virgen María y ofrecer a las niñas una formación que las preparara para enfrentar los desafíos de la vida con fortaleza y sabiduría.

En este camino, M. Carmen no solo fue una gran educadora, sino también una visionaria. Su obra trascendió fronteras, llegando a Italia y Brasil, y recibiendo el reconocimiento del Papa Pío X en 1908.

Su Legado Vive Hoy

A los 63 años, M. Carmen Sallés falleció en Madrid el 25 de julio de 1911, habiendo consagrado su vida al servicio de Dios y de los más necesitados. Sin embargo, su legado no terminó con su muerte. En 1998, fue beatificada por Juan Pablo II, y su conmemoración litúrgica se celebró el 6 de diciembre.

Hoy en día, su Familia Concepcionista, presente en 16 países, sigue viva y vibrante, llevando su mensaje: "Dios proveerá". La obra de M. Carmen Sallés continúa inspirando a generaciones de religiosas, educadoras y jóvenes que buscan seguir su ejemplo de fe, dedicación y amor por la educación.

Carmen Sallés y Barangueras
El día 21 de octubre de 2012, S.S. Benedicto XVI la canonizó.